Como sabéis estamos incursos en un proceso electoral, que llevará a la elección democrática de seis vocales miewmbros del Nuevo Consejo del Secretariado.
Desde la vocalía consideramos de vital importancia que los seis…decimos bien, ….los seis sean del Colegio, de nuestra organización, la única que dispone de una vocalía especialmente organizada para defnder los intereses de la tercera y hacer los planteamientos y necesidades de nuestra tercera categoría.
Por eso os animamos a votar, a votar al Colegio, y a votar a nuestro candidato de la tercera. En realidad tenemos dos, un itular y una suplente, absolutamente preoparados para el reto ante el que valientemente se enfrentan, y os los quermos presentar.
Hoy Fernando, nuestro candidato, nos muestra sus intenciones en esta carta:
Carta – Presentación del candidato D.Fernando Javier Cremades López de Teruel.
A nadie escapa que llevo poco más de un mes incorporado a un órgano judicial, pero al mismo tiempo más de un año habiendo merecido serlo y varios años persiguiendo esa meta. Tengo poca experiencia como Secretario Judicial pero, al mismo tiempo, labrada conciencia de serlo.
Accedo como candidato a esta elección al Consejo del Secretariado como perteneciente a la tercera categoría, y a ese ámbito voy a dedicar preferentemente mis esfuerzos. No voy a hablar de defensa de la tercera categoría, ni siquiera de mejora, pues cabe más bien una radical transformación de su, hasta ahora, devenir. Disfruto de una posición privilegiada para confrontar, a día de hoy, realidad y “¿ficción?” de la figura del Secretario Judicial. Ficción radicada en su configuración teórica que queda fuertemente manchada cuando se confronta con el día a día de cada órgano judicial. Y digo “ cada órgano judicial” porque los usos en cada uno de ellos plantean afrentas diarias a las Promociones más jóvenes.
A nadie más que a nosotros nos afecta negativamente cada vez que hemos de romper nuestras convicciones en “aras del bien común”, que la mayoría de las veces, sino todas, es el bien de otros. Nadie mejor que nosotros, los de la sufrida tercera categoría, sentimos la cercanía de la deconstrucción de nuestra figura en sede judicial. Accedemos al Cuerpo con convicciones legales y orgánicas, convertidas en ideario que, sometido a las fuerzas, a veces, tectónicas de un juzgado, queda reducido a un acomplejado y esquivo discurso deontológico.
Es pues innegable que la tercera categoría merece una defensa decidida, incondicionada y autónoma. No creo posible pensar en la coherencia arquitectónica y solidez de un edificio con los cimientos de barro. La configuración esencial y el prestigio de nuestro Cuerpo se ha de cimentar, como toda estructura piramidal, desde abajo. Y abajo es donde han de residir las mayores cautelas, debiendo estar vigilantes en todos los ámbitos, entre los que cabe destacar el Consejo del Secretariado.
Esa es la premisa sobre la que quiero fundar mi proyectado trabajo en caso de resultar elegido. Trabajo que quiero sea constructivo de alternativas y destructivo de dejadeces y abandonos. No hace falta recordar que el Consejo del Secretariado es un órgano informador de cuantas iniciativas y decisiones puedan afectar a nuestro Cuerpo. No corresponde a este órgano impulso pero sí enmienda y corrección, no crea caminos pero sí puede orientar e incluso subsanar su trazado.
Esa es la misión que quiero abordar, que queremos abordar pues aunque mi compañera Josefa figure nominalmente como suplente, seguimos siendo el equipo que siempre hemos sido, amparados constantemente por la ilusión de transformar nuestra realidad en aras de una sustantiva mejora de nuestra categoría y, por ende, de nuestro Cuerpo Superior Jurídico.
Hay que estar vigilantes ante los cambios que plantea la nueva Oficina Judicial, y el Cuerpo de Secretarios Judiciales merece una defensa decidida en todo aquello que puede afectar negativamente a su configuración. Un Secretario Judicial es lo que es. Adaptación no es transformación. Nuestro Cuerpo nació con un sentido y ese ha de ser su razón de ser. Si no, evitemos adulteraciones y transformaciones incoherentes y perturbadoras, partamos de cero y propongamos un nuevo modelo pero no con el nombre y los apellidos de nuestro Cuerpo. Antes defenderé lo que con ahínco decidí ser, operador jurídico diferenciado y sustantivo.
Mi programa de actuación es decidido, claro y sin ambigüedades. No fundo mi candidatura en herencias sino en proyectos:
– Dignificación retributiva de la tercera categoría. Que la inversión económica sea correspondiente al creciente esfuerzo personal que se nos reclama.
– Replanteamiento de la consolidación. Como en cualquier otra Administración Pública, ingreso en el Cuerpo con una categoría definida. El sistema actual no es admisible como excusa dilatoria de abono de derechos económicos.
– Defensa de la Fe Pública. No hay que confundir fehaciente con presunto. Ningún avance tecnológico o invento presuntamente transformador podrá sustituir lo que veo y oigo. Y sobre esa base defenderé con ahínco la función fedataria frente a cualquier propósito de desnaturalización.
– Replanteamiento del Régimen Disciplinario. No resulta comprensible frente a otros sistemas próximos.
Muchos son los objetivos pero cuento con las mejores herramientas.
A nivel colectivo, el CNSJ, organización que, con hechos, desde el principio, ha demostrado su total entrega a nuestras inquietudes y demandas, que ha transformado nuestras sugerencias en iniciativas, y nuestras iniciativas en actuaciones concretas, que ha sabido con eficacia dar respaldo decidido a una Promoción, la última, que ha vivido momentos convulsos, que se ha posicionado incondicionalmente a nuestro lado, mereciendo desde la neutralidad del recién llegado ser digna depositaria de nuestra confianza en aras de la defensa de nuestros intereses profesionales.
Y a nivel individual, el ser un candidato recién salido de fábrica, con un motor preparado para el largo kilometraje y un depósito repleto de ilusión.
Como candidato del CNSJ, y el apoyo que me ofrece día a día, creo que tengo los mejores mimbres para traducir con éxito el proyectado trabajo que con esta candidatura ofrezco.
Finalmente, y aludiendo a un compañero candidato que nos reconoce a todos los que concurrimos a estas elecciones “aptitud y dignidad” pero que reclama exclusividad en el desempeño de la función a “los más aptos y más dignos”, diré que esa aptitud y dignidad no es patrimonio del que recibe el voto, salvo que queramos deslizarnos a ámbitos ilustrados decimonónicos, sino del que lo emite, y nosotros, candidatos, tan sólo somos destinatarios de una “traditio” de confianza.
Esa confianza es la que reclamo de todos vosotros.
Gracias.
Fernando Javier Cremades López de Teruel.