Papá, ¿por qué eres Letrado de la Administración de Justicia?
Toda pregunta nace con vocación de ser contestada, en la medida de lo posible, de forma razonada. Muchas todavía siguen en el aire, ad ex: la búsqueda del Santo Grial que se ha convertido en un tema objeto de numerosa literatura y decenas de películas de las que destaca el archiconocido Código da Vinci.
Actualmente, se respira el enojo de todo un Colectivo con el Ministerio de Justicia por la negativa a nuestras legítimas pretensiones y de los futuros LAJs que llevan meses esperando la convocatoria de la oposición que parece que vendrá de la mano de marzo.
Allá por el año 2012 ingresé como Letrado de la Administración de Justicia con el único conocimiento teórico del Cuerpo a través de la vetusta Ley Orgánica del Poder Judicial y de nuestro Reglamento Orgánico, desconociendo la historia de nuestro Colectivo. Hoy, siete años después, tengo claro el porqué de todo. Me explico.
En los últimos diez años, se han consagrado los cambios más importantes de la historia de la Administración de Justicia obviando la era post Olivetti. Destaco que nos hemos convertido en los protagonistas de todos los juzgados de España liderando la modernización de la justicia. Además, somos los directores de la Oficina Judicial renegando del aquí mando yo, por la aplicación de los parámetros de la inteligencia emocional, empatía y poder de persuasión. Nuestra fe pública, también, se ha modernizado tanto que se ha aliado con los medios tecnológicos. Ya sólo falta la guinda del pastel. Más pronto que tarde llegará nuestra adecuación salarial. Seguro.
Parafraseando al escritor del Código -da Vinci-, Daniel Brown: “ningún amor es más grande que el de un padre por su hijo”, así puedo afirmar,sin temor a equivocarme, que a él -también- recomendaré ser Letrado de la Administración de Justicia. A mis treinta y cinco ya estoy preparado para resolver la futura -y probable- pregunta: “papá, ¿por qué eres Laj?”.
Alejandro Asensio Muñoz
Letrado de la Administración de Justicia